Los sonidos de las circunstancias
Los beats de Ayotzinapa
David Saldaña Purkiss
Cada momento que vivimos puede ser representado por una pieza sonora. La música y su vibra la producimos todos: la compone la naturaleza en cualquier tarde con lluvia o la defecamos nosotros en un embolletamiento vehicular.
Días atrás volví a consultar “Gimme the power” un documental de Olallo Rubio que trata sobre la trayectoria del grupo Molotov, el rock, y el rock and roll cómo bandera de muchos movimientos sociales en México, principalmente en el siglo pasado. El documental a manera de ejemplos relata que la música alborota conciencias, unifica masas y las vuelca a un mismo fin concreto.
Víctor Jara, Mercedes Sosa, Amparo Ochoa entre otros tantos músicos fueron la voz del pueblo nicaragüense el veintitrés de abril de 1983 en Managua Nicaragua, durante el Concierto de la paz latinoamericana festejando el triunfo del Ejército Sandinista de Liberación Nacional sobre la dictadura de la familia Somoza que durante 40 años defendió los intereses norteamericanos en Centroamérica.
Hace unos años Molotov incomodó con sus letras al sistema político mexicano y al duopolio de comunicación con “Gimme the power” cuando en diciembre de 1997, 45 indígenas Tzotziles entre los que iban mujeres y niños, fueron asesinados en Chiapas a manos de un grupo de paramilitares. Manu Chau abiertamente apoyó el levantamiento zapatista, Lennon cantó por la paz y Rene de Calle 13 se manifestó a favor del movimiento #yosoy132.
La música y en especial el rock han sido infinidad de veces la mano armada de muchos movimientos sociales de indignación y descontento. El caso Ayotzinapa es la gota que derramó el vaso de una serie de sucesos violentos que el estado mexicano y el gobierno del PRI no han controlado, o lo que es más, han provocado y/o cometido.
La sociedad está cansada de tantas injusticias y la música solidaria puede convertirse en un himno que haga retumbar o incluso romper las puertas y cristales del Palacio Nacional.
Más darle un ritmo a la lucha, aquél artista que compenetre con la causa y cante junto al pueblo, no sólo se generará audiencia - que es lo que menos importa-, sino se unirá a la lucha de una nación que enciende la luz de 43 velas blancas, 43 víctimas de alrededor de 60 mil que van del 2006 a la fecha, victimas del narcotráficos y el estado. Del mismo estado represor que en el 68 estaba al mando.
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